Hay en primer lugar un efecto general decididamente favorecedor de la calidad ambiental: la disminución o desaceleración de los consumos energéticos. Como es sabido, la utilización de la energía está inexorablemente ligada a efectos sobre el medio, bien que el volumen de los residuos, químicos o físicos, y la intensidad de la contaminación está en función de las medidas adoptadas. La crisis ha puesto de manifiesto también que el incremento de la renta per cápita y del PIB no está fatalmente vinculado al aumento porcentual de los consumos de energía y que políticas energéticas adecuadas, como las que mencionaremos a continuación, pueden frenar el recurso adicional a fuentes energéticas convencionales sin disminuir la producción. En definitiva, sea por la limitación de las pautas de crecimiento, sea por la modificación de los concursos, el traslado a los elementos naturales de subproductos derivados de la producción o utilización de energía habrá disminuido globalmente como consecuencia de la crisis energética o al menos no habrá aumentado en la proporción que venía registrándose.
Fuentes de
energía no convencionales
Ahorros
energéticos
Las nuevas fuentes
de energía
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